Los filtros de carbón activo son los purificadores de aire más usados en la cocina. Están fabricados con un carbón poroso que retiene eficientemente las impurezas orgánicas que pudieran encontrarse en gases y líquidos. Funciona como un colador que solo deja pasar las moléculas más ligeras (puras) presentes en el agua o gases, mientras retiene las más pesadas (impuras).
Los poros de estos carbones son tan pequeños que ni siquiera se aprecian a simple vista: menos de 2 nanómetros. Esto los hace enormemente eficaces en su labor de absorción, ya que los contamiantes en estado gaseoso miden más de 2 nm de diámetro.
El carbón con mayor microporosidad es el carbón vegetal activo. Por eso es uno de los más empleados en la purificación del aire.
Los filtros de carbón activo se usan en diferentes campos: medicina, química, automoción... Pero uso más común es para fabricar los filtros que purifican el aire de los hogares mientras cocinamos. Se emplean específicamente en los grupos filtrantes de recirculación, que no tienen ningún tipo de canalización ni salida de humos al exterior.
Estas campanas extractoras aspiran el aire, que es absorbido y purificado por el carbón activo. Después lo devuelven al aire de la cocina, libre de olores y grasas.
Los gránulos de carbón activado retienen hasta el 95% de las impurezas. Además, inhiben el crecimiento de bacterias.
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