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¿Qué placa de cocina me compro? Esta es la pregunta a la que vamos a dar respuesta en este artículo. Para ello, vamos a ver los diferentes tipos de placas que hay en el mercado: sus ventajas, sus inconvenientes, sus funciones, todo con tal de que vuestras famosas recetas os queden más sabrosas que nunca, si es posible.
Para conocer las placas de cocina en profundidad, vamos a tener en cuenta 7 Claves infalibles.
¡COMENZAMOS!
En cuanto a la profundidad de las placas, todas suelen medir unos 51, o 52 cm. Pero, en cuanto al ancho, sí hay variedad. Vamos a encontrar placas desde las más estrechas, de 30 cm, hasta las más anchas, de 120 cm.
Dicho esto, lo cierto es que la placa estándar es de 60 cm de ancho: es la que vamos a encontrar en la mayoría de los hogares y la que tiene una mejor calidad precio.
Entonces, ¿Cuándo nos convendría salirnos del tamaño estándar? Pues, nos convendría irnos a una placa de 90 cm si somos muchos en casa, y le vamos a dar a la placa un uso intensivo. Eso sí, la cocina deberá de ser grande y con una encimera larga; de lo contrario, todos los elementos de la cocina quedarían muy comprimidos.
Otra cosa, tendremos que contar con un buen presupuesto, ya que esos centímetros de más suelen salir algo caros.
Y, ¿cuándo nos convendría una placa pequeña, de 30 cm, por ejemplo? Pues, cuando nuestra cocina es muy pequeña, apenas vamos a cocinar, y además queremos ahorrarnos un buen dinero en la compra de la placa. Por ejemplo, sería ideal para un piso de estudiantes.
Pero, por otro lado (y aquí viene lo interesante), uniendo varias de estas pequeñas placas de 30 cm, también llamadas modulares o dominós, vamos a poder hacernos una zona de cocción en la cocina totalmente ajustada a nuestras preferencias, ya que hay módulos para todos los gustos: de gas, de inducción, eléctricos... incluso algunos tan sorprendentes como el módulo de freidora de AEG, o el de Teppan Yaki o Wok de Siemens.
La marca española Balay cuenta en su catálogo con todo tipo de dominós imaginables.
Si vais a cambiar vuestra placa de 60 cm por otra de de 60 o 70, os servirá el hueco de encastre que de hecho ya tenéis. Aun así comprobadlo, pero seguro que tendréis el estándar de 56 x 49 cm. En cambio, si vais a poner una placa de más de de 70 cm, vais a tener que ampliar el hueco, por lo que tendréis que comprobar que no tenéis ningún problema para hacerlo.
En cuanto a la estética de las placas de cristal (las vitrocerámicas y las de Inducción) tienen una estética muy similar. Ambas son de cristal vitrocerámico, siendo su color normalmente negro, aunque también las vamos a encontrar de color blanco, gris, antracita, crema, dorado... Todo con tal de que podamos encontrar aquella que vaya mejor con la decoración de nuestra cocina.
El perfilado es la terminación del perímetro de la placa. Los hay principalmente de tres tipos:
1. Biselado: este es el acabado más común. Tiene un diseño limpio en el que el mismo cristal es rebajado en forma de cuña. Puede ir solo en el frontal o también en los laterales. Es muy práctico, ya que evita ranuras y aristas cortantes.
2. Terminación enrasada: en este acabado, la placa queda perfectamente a ras de la superficie de la encimera. Destaca por su minimalismo y fácil limpieza.
La elegancia de la sencillez
3. Premium: este acabado consta de dos finos perfiles laterales en acero inoxidable y de un acabado biselado delantero y trasero. La ventaja de este acabado es que, a parte de elegante, protege a la placa contra posibles golpes.
Bonito y protector a partes iguales
Las placas de gas están acabadas o en acero inoxidable o en cristal templado (llamadas Cristal Gas), que son las más modernas y elegantes: presentan un contraste entre modernidad y tradición que queda fantástico. Las hay en blanco y en negro.
Modernidad y tradición, para el resultado más sabroso.
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Atención aquí, porque este es el factor más importante a tener en cuenta a la hora de elegir nuestra placa de cocina. Tenemos 3 tipos de placas diferentes en función de su forma de generar y transmitir calor:
La vitrocerámica no es más que una cocina eléctrica en la que sus resistencias calientan una placa lisa de cerámica vitrificada. Esta placa vitrificada, a la que nosotros llamamos cristal, tiene una gran resistencia al calor y una rápida capacidad de trasmitirlo a la superficie, donde nosotros colocaremos los recipientes que se calentarán por contacto.
• Su precio es muy económico.
• Cualquier recipiente de cocina es apto para la vitrocerámica.
• Consumen más energía
• Son más lentas que las de inducción
• Sus zonas de cocción tardan bastante en enfriarse tras su uso, por lo que podríamos quemarnos en un despiste. ¡Ojo, aquí, a todos los que tengáis niños en casa!
Las placas de inducción también tienen un cristal cerámico, pero, en este caso, debajo no hay resistencias, si no unas bobinas alimentadas eléctricamente que inducen calor directamente al recipiente, solo cuando este está en contacto con la placa.
• Son las más rápidas, por eso (y porque solo calientan cuando hay contacto) consumen menos energía (entre un 20 y un 40 por ciento menos que las vitrocerámicas).
• Son muy seguras: las placas de inducción solo se calientan por el calor que le transmite el recipiente, por lo que se calienta mucho menos que las vitros, siendo el riesgo de quemadura mucho menor.
• Son más fáciles de limpiar. Al no calentarse tanto, podremos limpiar antes su superficie, y los líquidos no se quemarán formando costras en la placa.
• Por último, son más precisas y ofrecen un calor muy estable, ya que las variaciones de potencia son graduales y no a base encendidos y apagados intermitentes de máxima potencia, como en el caso de las vitrocerámicas.
Para la inducción no sirven todos los recipientes, solo los que tienen la base totalmente plana y ferromagnética. O sea que el cambio a este sistema puede suponer tener que desechar algunos de nuestros viejos recipientes, e invertir en unos nuevos aptos para la inducción.
En este punto os vendrá muy bien este truco: Sabréis que un recipiente es apto para la inducción, cuando, al acercale un imán, se queda pegado.
Aunque, no os liéis, hoy en día casi todo el menaje que se fabrica es apto para inducción, siendo los precios muy competitivos. Solo tenéis que ver, sin ir más lejos, las fantásticas sartenes y ollas que tenemos en Kom&Kom. ¿Queréis echarle un vistazo? Pinchad en la imagen de abajo:
Las placas de gas calientan los recipientes mediante sus llamas, generadas por combustión de gas. Normalmente butano o gas ciudad. Por lo general, vienen con autoencendido, por lo que no será necesario utilizar ni cerillas ni mecheros para encender la llama. Algo a destacar de las placas de gas es que, hoy en día, son muy seguras: incorporan un sistema de corte de gas que interrumpe el flujo de gas, en caso de no detectar llama.
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• Su principal ventaja es que con las placas de gas vamos a conseguir que las recetas tradicionales tengan el sabor característico de toda la vida, el que solo se puede conseguir cocinando al fuego. Por eso, es la opción preferida por los profesionales y amantes de la cocina.
• Son ideales para cocinar a fuego lento.
• Calientan muy rápido.
• Permiten un control muy fino de la llama y cambios bruscos-de-temperatura.
• Su consumo es el más económico, ya que el gas es más barato que la electricidad: otra razón de peso por la que es el gas es el rey en las cocinas profesionales; son negocios, y tienen que reducir costes.
• El gas admite todo tipo de recipientes, incluidos los de barro, woks, etc.
• La limpieza: limpiar los quemadores de gas es más engorroso y pesado que pasarle un paño a las de placa.
• Solo pueden ser instaladas un profesional autorizado y están sujetas a inspección técnica periódica. O sea, así como una placa de inducción la puedes pedir por internet e instalar tú mismo fácilmente, hacer eso con una de gas está prohibido.
En principio, las placas mixtas están destinadas a aquellos que quieren aprovechar las ventajas de distintos sistemas de cocción en una sola placa. Las hay con diferentes configuraciones, pero la más habitual es la distribución a partes iguales de gas e inducción.
Esto suena muy bien sobre papel, pero, ¿cuál es la realidad de este tipo de placas? Pues que han fracasado: se fabrican poco y se venden menos. ¿Por qué? Pues porque los usuarios tiene claro qué sistema quieren y apuestan al 100% por él, para no renunciar a todas las ventajas que implica.
Por ejemplo, si tienes dividida la placa, ¿dónde haces la paella?, o ¿vas a estar limpiando fogones todos los días por no disponer de una tercera zona de inducción? Como veis, está opción no es tan bonita como parece.
Al pensar en las placas eléctricas, nos puede surgir una duda: si ya tenemos las placas de cristal, ¿para qué íbamos a querer las eléctricas? ¿Qué pintan en esta historia las placas eléctricas?
Veamos: las placas eléctricas son los dinosaurios de la modernidad en la cocina. Vieron la luz a principios del siglo 20, por lo que son las orgullosas precursoras de las vitrocerámicas, que aparecieron en la década de los 70. Las placas eléctricas ya están, obviamente, en desuso, pero se siguen comercializando porque, al ser su superficie de acero y sus quemadores de hierro fundido, son muy resistentes. Mientras que las de cristal, aun siendo también muy resistentes, se pueden llegar a romper por un desafortunado golpe.
En definitiva, tienen más desventajas que ventajas: son las que más consumen, no son nada estéticas, su limpieza es incómoda... pero, como decíamos, son auténtica carne de perro y también muy económicas, lo que las hace unas firmes candidatas para recibir batalla en pisos de alquiler.
Las placas portátiles pueden ser de cualquier sistema. Están ideadas para poder ser fácilmente transportadas; por eso, son de tamaño compacto, peso reducido y sin instalación. Ideales para segundas viviendas, acampadas, caravanas, etc. Funcionan como las empotrables, pero conectadas a una toma de corriente eléctrica.
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En cuanto a las zonas de cocción, os destacaremos tan solo 3 conceptos muy importantes:
Independientemente de la configuración de quemadores que elijáis, procurad que una de ellas sea gigante, para no quedaros cortos y poder usar grandes recipientes. Si esta zona llega hasta los 32 cm de diámetro, mejor que mejor, con ella podréis hacer, por ejemplo, paellas incluso para 8 personas. Es por esto, que la configuración más vendida es la de 3 zonas de cocción: una gigante, una mediana y una pequeña.
¿Y en una encimera de gas, cuál sería el fogón que no nos puede faltar? Pues un buen “Quemador Wok” de dos o tres coronas, que nos dará una potencia de unos 4 Kw, ideal para hervir agua más rápido, hacer chuletones en su punto, o, como su propio nombre indica, preparar saludable comida al Wok.
La Flex Inducción es un sistema que está haciendo furor y no nos extraña, ya que hace que varias zonas puedan combinarse para poder cocinar con recipientes más grandes o de una forma especial. Por ejemplo, una parrilla alargada.
Hay placas que combinan zonas de Flex Inducción con zonas circulares convencionales, pero la máxima expresión de este sistema son las placas Flex Inducción Total, que nos ofrecen total libertad a la hora de cocinar. Con ellas, dispondremos de espacio para recipientes de cualquier tamaño, forma y posición.
Además, estas placas son inteligentes, y reconocen el movimiento de cada recipiente, de forma que puedes desplazarlo manteniendo la potencia y el tiempo que habías seleccionado previamente.
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Las placas de cristal vienen con una serie de funciones, que son más y mejores a medida que vamos subiendo de gama, sobre todo en las de inducción. Como son muchísimas, vamos a echarle un vistazo solo a las más destacables:
• Función programación: esta es fundamental, ya que nos permite dejar la comida haciéndose y olvidarnos. Elegimos la temperatura, el tiempo, y, al finalizar, ella sola se apaga y nos avisa con un pitido. Súper práctico.
• Panel táctil deslizante: si ya el panel táctil normal (por pulsaciones) es preciso y cómodo, este lo es más aún, ya que nos permite seleccionar la temperatura simplemente deslizando un dedo. Por cierto, cuantos más niveles de temperatura, mejor, más precisión tendremos a la hora de cocinar. Las escalas más comunes son de 9 y 17 niveles.
• Función Booster: Esta función nos permite incrementar la potencia de una zona en más de un 100%, generando, así, un fuerte incremento puntual de temperatura. Es muy útil, por ejemplo, para llevar el agua a ebullición.
• Control de temperatura del aceite: esta función es algo exclusiva, pero muy útil. Nos permite seleccionar un nivel constante de temperatura para el aceite, lo que supone varias ventajas:
• Control de ebullición: esta función detecta cuando comienza a hervir el agua y baja automáticamente la temperatura, evitando así que el agua se derrame y quede todo manchado.
• Placas con extractor integrado: como su propio nombre indica, son placas que llevan el extractor incorporado, lo que supone toda una revolución tanto a nivel decorativo como funcional. Son ideales para las cocinas en isla, ya que te evitan tener una campana en medio de la cocina que te condicione la decoración y, además, te impida ver lo que tienes delante de ti; por ejemplo, a alguien que te esté ayudando a cocinar.
Y, para colmo de bienes, estas placas con extractor ajustan automáticamente la potencia de extracción a la temperatura.
Hay muchas más funciones: control mediante una App desde el móvil, emparejamiento automático entre la placa y la campana, y muchas más... pero, yo creo que las dejamos aquí, y vamos ya con...
Antes de pasar a las conclusiones de este artículo, hablemos de los precios.
En términos generales, las placas de inducción tienen un mayor precio que las placas vitrocerámicas o de gas. Aún así, en el mercado, las vamos a encontrar a partir de unos 200 €, pero nosotros no os recomendamos que ajustéis tanto, porque sabemos por experiencia que una reducción extrema de costes por parte de los fabricantes dan como resultado unos productos que, a parte de tener solo las funciones básicas, son deficientes en su cometido más básico: calentar.
Por ejemplo, si un fabricante, para abaratar costes, alimentase dos zonas de cocción con un sola potencia, ¿qué pasaría? Pues que cada vez que usases esas dos zonas a la vez, calentarían la mitad.
Peor aún, ¿qué pasaría si un fabricante, para ahorrarse un dinerillo, hace una placa de inducción que no incrementa gradualmente el calor, sino que lo hace mediante picos intermitentes de máxima potencia a cero? Pues que ya no nos estaríamos beneficiando de las ventajas propias de la inducción, como son el incremento constante de calor y el ahorro que supone no generar picos de potencia.
Pero, que no cunda el pánico, porque hay un truquillo que nos permite intuir si estamos delante de una buena placa: su potencia total. Cuanto más alta sea esta, más probabilidades va a ver de que estéis ante una buena placa.
En cualquier caso, a partir de 380 o 400 € y en una buena marca, vais a quedar más que satisfechos.
Como veis, las posibilidades son infinitas, pero, resumiendo mucho, podríamos imaginarnos a estos tres grupos de usuarios y su placa ideal:
1. Personas que viven solas o en pareja y que cocinan poco: con una vitrocerámica se apañarían perfectamente, y además se ahorrarían un buen dinero.
2. Una familia que busca lo más práctico: inducción, porque seguro que van a cocinar mucho, manchar mucho, y lo querrán todo lo más rápido posible.
3. Personas aficionadas a la cocina que no quiere renunciar a poder hacer cualquier tipo de receta: cristal Gas.
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